En este boletín se analizan las razones por las cuales algunas personas aún dudan de la vacunación, por lo que invita a la información oficial y a reconocer la efectividad de las vacunas.
El Plan Nacional de Vacunación contra el covid-19 avanza a un ritmo constante y acelerado que ha permitido la inmunización completa en más de 14 millones de personas y con una dosis en más de 19 millones de ciudadanos, lo que se traduce en cerca de 34 millones de dosis aplicadas. Esto en el momento en el que ya hay apertura desde los 15 años y más, por lo que cabe preguntarse ¿por qué algunas personas no se vacunan aún?
Desde el Ministerio de Salud y Protección Social se reconoce que las razones pueden ser varias. En primer lugar, están los indecisos, los que todavía lo están pensando, pero que seguramente se van a vacunar y que son los que van llegando semana a semana a los puntos de vacunación sin el afán de las aperturas.
Segundo, hay un grupo importante de personas (adultos mayores principalmente) que se quieren vacunar, pero sus hijos o nietos les dicen no. En este caso se está coartando el derecho a la decisión autónoma de acudir a la vacunación.
Y tercero, hay un grupo que sí ya ha dicho que no se quiere vacunar, pero que igualmente tienen su vacuna garantizada por si cambian de opinión, para recibirla en el momento que deseen en cualquiera de los puntos de vacunación dispuestos en el país.
Razones
Investigadores sociales han formulado las razones del por qué las personas dudan en la vacunación. Tal es el caso del sociólogo, investigador y catedrático de la Universidad del Rosario, Carlos Andrés Charry Joya, que reconoce que si bien las vacunas han demostrado ser efectivas y eficaces, para algunas personas eso no es suficiente. “Existen factores de carácter cultural, principalmente religiosos, que se han difundido en las redes sociales, plataformas de mensajería instantánea y mediante el voz a voz, que han hecho generar en un sector de la población mucha desconfianza”, señaló el sociólogo, por lo que invitó a las instituciones e incluso a los mismos laboratorios farmacéuticos a hacer un proceso pedagógico aún mayor para que las personas comprendan las bondades de las vacunas.
En apoyo a lo anterior, se destaca el análisis en la investigación Motives for non-vaccination: critical review of the international literature, 1950-1990, publicada en la revista indexada SciELO, que señala que “a diferencia de los países industrializados, en los países en desarrollo se han encontrado dificultades específicas para lograr la cobertura universal en vacunación. En este caso, la falta de participación se ha asociado a la existencia de síndromes culturales en las poblaciones entre los cuales destaca el miedo a la vacunación y la falta de información. (Nigenda-López, 1997).
En tal sentido, Charry expresó que una de las formas de combatir la desinformación y las llamadas fake news, consiste en que las personas se informen desde diferentes fuentes oficiales, incluyendo científicas del nivel nacional o internacional que certifiquen la calidad de las vacunas. “Igualmente es importante que las personas a la hora de compartir información, ésta debe ser corroborada y verificada”, dijo.
El investigador señaló que en este reto deben participar personas representativas de la sociedad, tales como líderes sociales, figuras políticas, influenciadores, empresa privada, artistas, entre otros, para que validen el uso de la vacuna. “Más allá de las instituciones gubernamentales, personajes con reputación y legitimidad pueden incentivar la vacunación para generar confianza en las personas”, dijo Charry, añadiendo que la mejor manera de hacerlo es dando el ejemplo, es decir, vacunándose y demostrando que no han tenido ningún efecto adverso tras la vacunación.
La vacunación como deber
Si bien la vacunación no es obligatoria, si requiere de un compromiso social y colectivo, ya que al vacunarnos cuidamos a nuestros seres queridos, pero también al vecino, al compañero de trabajo o estudio y al resto de la población. Finalmente, como sociedad necesitamos superar el covid-19 para seguir recuperando la vida social e impulsar la economía, de la cual dependemos todos los ciudadanos.
En todo caso, Charry Joya invita a vacunarse completamente informado. “Sería egoísta vacunarse de una manera poco informada. No hay que hacerlo de manera automática, hay que evaluar las repercusiones que tiene la vacunación para la salud pública”, instó.
Es así que, la citada investigación, concluye que “los programas de vacunación en el futuro deberán considerar que informar apropiadamente a la población sobre las vacunas, es una buena forma de garantizar su participación”.
“Muchas personas dicen, tal persona se vacunó y le dio después la enfermedad, lo que puede generar desconfianza. Lo que hay que ver es que sí le dio la enfermedad, pero gracias a la vacuna no llegó a una UCI o a un desenlace fatal. Esa es la eficacia que garantizan las vacunas”, puntualizó el investigador social.
Por ello es de tener en cuenta que de acuerdo con el último reporte de Eventos Adversos Posteriores a Vacunación contra covid-19 en Colombia, con fecha del 15 de agosto de 2021, de las casis 32 millones de dosis aplicadas, la incidencia de eventos adversos es de 0,05 %, de los cuales el 94 % son leves. Lo que ratifica que las vacunas contra el covid-19 son seguras.
Dicho de esta manera, es de tener en cuenta que las vacunas contra el covid-19 no previenen la enfermedad, pero sí el llegar a una UCI o fallecer.
Personas por vacunar
Con corte al 24 de agosto de 2021, se registran los siguientes porcentajes de población pendiente por vacunar:
– 80 años y más: 17.8 %
– 70 a 79 años: 22.3 %
– 60 a 69 años: 31.3 %
– 50 a 59 años: 47.2 %
– 40 a 49 años: 68 %
– 30 a 39 años: 88 %
– 20 a 29 años: 93.7 %
– 12 a 19 años: 97.6 %