La emergencia sanitaria por el coronavirus ha impactado en la situación social de millones de familias que se han confinado en sus hogares para mitigar la cadena de contagios por la pandemia. Esta situación ha venido fragmentando la economía, afectando a quienes se encuentran en mayor grado de vulnerabilidad como los migrantes.
Es por eso que atender humanitariamente a la población venezolana, permitiendo su regreso voluntario a Venezuela, es un compromiso de la Gobernación de Norte de Santander y la Alcaldía de Cúcuta.
De hecho, el gobernador Silvano Serrano se reunió con el alcalde Jairo Yáñezen el Centro de Gestión Integral de Riesgo de Desastres Fronterizo (Cegird) para acordar los compromisos que tendrá cada entidad en el ejercicio de mantener los controles viales y garantizar el acompañamiento a las caravanas que quieren cruzar la frontera.
Se estima que más de 3.000 personas ya han logrado cruzar hacia Venezuela después del cierre de la frontera ordenada por el Gobierno Nacional, mediante el acompañamiento especial que hace la Policía Nacional y la Fuerza Pública; sin embargo, siguen conociéndose casos de venezolanos que intentan emigrar pero no han podido por el toque de queda, algunos quedando en condición de calle en ciudades como Bucaramanga y otras al interior del país.
La Gobernación, a través del Instituto Departamental de Salud, dispuso de seis funcionarias de sanidad, que en conjunto con sanidad portuaria, cooperantes, Migración Colombia y la Secretaría de Salud de Villa del Rosario hacen tamizajes a los viajeros en los puentes La Unión, en Puerto Santander y Simón Bolívar, en Villa del Rosario. El puente Francisco de Paula Santander, en El Escobal, quedó a cargo de la Alcaldía de Cúcuta.
Estos grupos interinstitucionales coordinan la salida del país de los venezolanos y los identifican bajo un formato que establece si el foráneo es caminante, en qué tipo de transporte ingresa al departamento, edad, entre otros datos.